sábado, 2 de enero de 2010
Se enaltecen las alturas, se muestran los interiores; las maldades y bondades. Se han disuelto mis cabellos entre las vueltas de tus dedos y me convierto en arena, piedra, mar y aire. Sobrepasados por la carne y el febril encantamiento, subimos a lo alto en busca del anhelo, y así mismo; un beso para la continuación y permanecemos a solo un paso para la resurrección.
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